Hace cuatro años:
Como cuando a tu hija se le hace aburrida y sin gracia tu tarjeta de presentación y te dice «papito, te corregí con mucho amor tus tarjetas»… Lo peor (o mejor) de todo es que me «decoró» unas 50 tarjetas y me pidió que las entregara en el siguiente congreso a las personas que la necesitaran.
En el siguiente congreso tuve presente mi promesa así que llevé mis tarjetas «especiales» conmigo y al momento que necesitaba entregarla, saqué dos, una en su versión original y sin ningún tipo de «adorno infantil» y otra que era la versión «corregida y aumentada».
Le expliqué a cada interlocutor la situación de las tarjetas y la historia detrás de ellas y a cada uno le di esas dos.
Al día de hoy cada que me encuentro a una de esas personas, se recuerdan de la tarjeta, de la historia y todos ellos conservan la versión especial.
Conclusiones:
1. Las historias generan emociones y con ellas, recuerdos que permanecerán en nuestra memoria; utilízalas para ocupar un lugar en la mente de tus clientes o pacientes.
2. No se trató de dar una tarjeta común y corriente, las personas dieron continuidad a esa historia especial y se involucraron en ella por decisión propia por el significado que tenía. Todos somos irracionales y nos dejamos llevar por las emociones.
3. Date cuenta que la generación de experiencias se puede hacer incluso hasta en el momento de entregar una tarjeta de presentación y en este caso no fue estratégicamente planeado, solo seguí la promesa a mi hija.
De eso se trata… de generar experiencias …eso es #ORTOMARKETING!